Dicen que Chupentus siempre campeona su grupo, pero que se desmorona en la siguiente etapa. Comentan que el naranja es siempre el mejor clasificado, pero que siempre pierde con el peor. Especulan que este año sucederá lo mismo, que la historia ya está escrita antes de siquiera coger lápiz y papel. Son historias que se inventan para mandarnos toda la presión, estadísticas que se calculan para fortalecer al rival, cuentos que se convierten en mitos. Es ese tan mentado mito el que vamos a salir romper este sábado a las 10am cuando enfrentemos, una vez más, a Papilón de nuestros amigos Roda y Vita en el partido inaugural de los cuartos de final.
La presión está sobre nosotros porque somos candidatos a ganar el campeonato y eso lo tenemos claro, como también tenemos claro que para lograrlo habrá que ganar dificilísimas batallas, luchar muchas veces contra la corriente, contra nuestras limitaciones, contra la cancha, contra el rival. Si algo caracteriza a este equipo es la garra, el aguante de su arquero, el empuje de sus defensas, el sacrificio de los mediocampistas y la puntería de la delantera. Pero por sobre todas las cosas, está la amistad que une a todos y cada uno de los que han hecho de este grupo de amigos un equipo competitivo y que ahora, entrenado y con hambre de venganza y de gloria, saldrá a luchar cada pelota como la última para alcanzarla.
El tablero está puesto, las piezas ya se están moviendo. A romper el mito, a callar a los habladores, a llevar nuestro nombre a lo más alto. Vamos naranja, vamos Chupentus.
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